A veces creemos que para que una casa se vea linda hace falta hacer grandes cambios o invertir una fortuna. Pero la verdad es que los espacios que más nos hacen sentir bien suelen ser los más simples: un rincón cuidado, una pared con algo que te inspire, una mesa con luz natural.

Me gusta pensar que cada casa tiene rincones con alma. Lugares donde descansás, trabajás o simplemente tomás un café mirando por la ventana. Y muchas veces, con un cuadro, una planta o una lámpara, ese rincón cobra vida.

Lo mejor es que no hace falta gastar mucho. Cambiar una lámina, sumar un marco nuevo o jugar con el color de fondo puede transformar el ambiente por completo. La decoración, cuando es personal y relajada, se siente más real.

Si querés probarlo, buscá un rincón que te guste y empezá de a poco: una lámina, una textura, una taza, una luz. Es increíble lo que puede hacer una imagen bien elegida.

 

Explorá mis diseños y encontrá ese detalle que haga tu espacio más tuyo.

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